viernes, 11 de enero de 2019

Día 11. Gasolina, transporte y grandes ciudades

El día de hoy sigue habiendo un cierto caos por el desabasto parcial (pero importante) de gasolina en mi ciudad y en gran parte del país. Para mí esto presenta una oportunidad única para que pensemos en los retos que impone la necesidad de transporte en una gran ciudad como la nuestra, lo que podemos y deberíamos hacer para solucionarlos y en las acciones que llevamos a cabo para ello.
De aquí derivan tantas vías de discusión, análisis y consideraciones, que resulta casi imposible abarcarlas todas. Pero como sociedad, debemos esforzarnos en intentarlo, si queremos progresar hacia un hábitat humano digno, ordenado, pacífico, bello y acogedor (lo que por ahora dista mucho de ser realidad en nuestra megápolis).
Para no abarcar todo aquí, lo dividiré en algunos puntos más relevantes. Primero que nada, hay que considerar que la creatividad humana permite pensar en un sinnúmero de soluciones, aunque no todas sean viables: desde autos voladores o drones que hagan los envíos desde el supermercado, hasta túneles subterráneos y segundos o terceros pisos.
La contaminación es también un punto muy importante: la contaminación del aire, pero también visual o auditiva. El paisaje alrededor de la Ciudad de México es hermoso, con dos imponentes volcanes en el horizonte y montañas al rededor; sin embargo, pocos días al año es posible disfrutarlo en todo su esplendor por esa cotidiana cortina de esmog que cubre al Valle de México casi todo el tiempo.
La concentración de tantísimas personas en las ciudades tiene enormes ventajas y desventajas, y presenta también desafíos contundentes. Problemas como la generación masiva de basura, el tráfico (velocidad promedio de hasta 13.42 km/hr), la vivienda, etc. no será sencillo enfrentarlos. Por otro lado, en las ciudades la esperanza de vida suele ser mucho mayor, se proveen mejores servicios a mayor número de personas y se encuentran más productos.
La concentración del poder económico y político y la justicia social deben colocarse de igual modo en la balanza.
Todos estos temas merecen y requienen nuestra atención, cada vez con mayor urgencia. ¿Por qué no ir poniendo nuestros granitos de arena? Por ejemplo, si algún lugar al que vayas no te queda tan lejos, ve caminando (a mí me gusta caminar al trabajo); usa más el transporte público, la bicicleta o la patineta (según tus circunstancias y posibilidades); separa la basura para su aprovechamiento y reciclaje; etc. Con esas acciones y otras por el estilo, iremos resolviendo algunos de los problemas de nuestra urbe.



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