Hoy es víspera de un día en que se conmemora algo muy importante, conocido como la Epifanía. La Epifanía fue la visita de los «magos» de Oriente que adoraron a un pequeño niño a quien reconocieron como rey (Cristo, que por voluntad del Padre será Rey del Universo).
Cristo no es simplemente un rey, sino el Rey justo y misericordioso que rescata a su pueblo con su vida y que sirve a los demás. Un buen soberano que salva a los que sufren por el mal.
Los Reyes Magos se sometieron a la autoridad de Jesús, mediante el gesto de los presentes que le otorgaron a Él, recién nacido en Belén. Por eso podemos confiar en que ellos le harán saber nuestras plegarias a aquél que busca nuestro sumo bien, y que tiene el poder para otorgarnos lo que le pidamos. Así que podemos pedirle a los reyes magos aún aquello que parezca más difícil de obtener y que sepamos que es mejor para nosotros, confiando en que es Jesús quien puede concedernos esa gracia porque nos ama.
Aún si ya hemos entregado nuestra carta a los reyes Magos con lo que nos gustaría recibir mañana como regalo, no olvidemos comunicarles también lo que nos aflige y aquello inmaterial que deseamos. De este modo, será este 6 de enero un buen día para recordar que lo material se descompone, y que donde está nuestro tesoro, ahí estará nuestro corazón. Que sea nuestro tesoro el tiempo de convivencia con los demás y el amor que les tenemos, más que los bienes materiales que recibimos.
Les deseo a todos un feliz día de la Epifanía. Que este año que comienza reciban grandes bendiciones materiales e inmateriales de Aquel que todo lo puede.
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